martes, 22 de abril de 2014
Sinfonía de una copa de destino por la mañana [Cuento]
miércoles, 13 de agosto de 2008
Un día en el Estadio
El domingo pasado, Cusco, la ciudad del sol, hizo gala de su nombre. Fue un día propicio para un partido de fútbol. Los rivales eran Universitario, el visitante, y Cienciano, el local. En verdad, he ganado un gusto de ir al estadio para observar el espectáculo, que no sólo incluye el fútbol, también incluye los gritos de parte de ambas hinchadas, pero, en verdad, en el Cusco, los gritos sólo son contra del equipo rival. Además, si viene Universitario de Deportes al Cusco, el tono y el vocabulario usados son mucho más fuertes. Debido al antecedente del partido que hace tiempo queda en memoria del pueblo cusqueño en el estadio de Urcos. La “U” quedo con cinco expulsados, el partido empatado, suspendido, los puntos para el equipo del Cienciano y muchas sanciones para el DT y el peor equipo de aquel momento: Universitario de Deportes de Lima. Al final, la policía tuvo que intervenir contra los jugadores de la “U” y comenzó a escucharse, en las tribunas, el famoso canto de: “Esa es la U, vergüenza del Perú”.
Aquella experiencia quedó muy grabada en la mente de todos los cusqueños, es por eso que el estadio se llena cuando llega este o cualquier club limeño; sin embargo, el estadio queda repleto cuando llegan las “gallinas” a las cuales pueden insultar a su modo y estilo. En fin, después de todo esto, comienza el fútbol. Asistí a la cita deportiva con mi padre y mi hermano después de mucho tiempo. El partido inició con un gol en contra del Cienciano, la “U” metió un penal, gran sorpresa. Sin embargo, en el segundo tiempo, el equipo imperial hizo uso de buen juego y remontó el partido con un gol de cabeza de Manuel Marengo y un tiro libre sorpresivo de Julio Cesar Uribe, a quien se abucheó hasta ese momento. Después de todo, el equipo imperial logró la victoria y nos regaló un gran espectáculo. Claro, sin olvidar, la cantidad de insultos y desfogues en contra del equipo visitante.
El estadio Garcilazo del Cusco, casa del club centenario Cienciano del Cusco, es un gran estadio. Ubicado en las alturas de la ciudad imperial es una fortaleza cusqueña. Muchos temen a este escenario deportivo por el clima y la altura. Sin embargo, este escenario, al contrario de todo lo anterior, tiene un gran césped natural y clima muy definido. Además, cuenta con las tribunas tradicionales e, incluso, en la tribuna de Occidente con algunas butacas y palcos privados. Dentro podemos encontrar vendedores de gaseosa, golosinas, arroz con huevo, “sanguchones” de salchicha, saltado y anticuchos. Además, vendedores de cintas, camisetas, gorras, sombreros, cachos y otra indumentaria de ambos equipos en juego.
Ir al estadio, aparte de ver el fútbol, también consiste en observar el espectáculo entero. Expresar su simpatía con su equipo, mostrarse en contra del equipo contrario, gritar, silbar y otras señas. Comer, jugar cartas en la espera, leer un libro, conversar, todo. Además, en Cusco, se puede ir seguro y contento al estadio; sin embargo, en Lima no me atrevo a ir a ningún escenario deportivo simplemente por miedo. Antes de olvidarlo, parte importante del escenario es el árbitro, juez al cual se le reclama de ambos lados. Es muy difícil que en un partido el árbitro entre y salga de la cancha sin algún insulto desde la tribuna. Particular y lamentablemente, en Cusco, incluso se pueden observar objetos que caen en la cancha e, incluso, pueden caerle a los jueces, jugadores contrarios y el equipo técnico contrario, todo depende del público en la tribuna. Incluso se cree en rituales muy raros como, en caso de la "U", se cuelgan cabezas de gallinas degolladas con nombres del equipo. A pesar de todo, el fútbol sigue y el resultado es lo que cuenta.
viernes, 1 de agosto de 2008
A dos voces…
Desde que era niño me gusto la música y, un poco, el canto. Mi mamá siempre cuenta, cuando tiene la oportunidad, aquella anécdota de mi infancia en la que deje boquiabiertos a todos los que la presenciaron. En un cumpleaños, un payaso me pidió que cantara alguna canción como “los pollitos dicen” o algo similar; la respuesta que di fue sorprendente para mis pocos años de vida: “Voy a cantar ‘Otro día más sin verte’ de John Secada”. Y comencé a cantar las complicadas letras de aquella canción.
Mis padres siempre me hicieron escuchar música muy buena e interesante de su gusto como José Luis Perales, Pablo Milanes, Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina, Víctor Manuel, Ana Belén, Franco de Vita y muchos otros. Además, me acuerdo de la música clásica que mi papá siempre me hizo escuchar antes de dormir: Vivaldi, Beethoven y Mozart. Ellos siempre han sido y serán mi fuente de conocimiento musical.
Desde niño entré a la academia de música en donde adquirí mis primeras lecciones de teoría musical y práctica de guitarra. Luego, entre a la asociación cultural Qantu, en la cual complete mis conocimientos básicos de teoría musical y práctica de guitarra; así, también, me integré al coro de dicha asociación. Tengo muy gratos recuerdos, así como amigos y amigas, que igualmente comparten mi gusto por la música, a los que conocí ahí. Después, poco a poco, con los conocimientos que ya había adquirido comencé a tocar canciones de artistas de la radio y canciones que me gustaban.
Mi hermana parece haber heredado mi gusto por la música. Desde que era chiquita siempre le han gustado canciones que mi hermano y yo escuchábamos. Siempre se hacía poner en mis rodillas y me decia “tanana” moviendo la cabeza de arriba a abajo, esto en sus palabras significaba que quería ver el video de “The Hell Song” de Sum 41. Otras canciones que, posteriormente, le gustaron fueron “You and me” de Lifehouse, “You’re beautiful” de James Blunt, “Solo para ti” de Camila, “Me enamora” de Juanes. Y, ahora a sus tres años, “Message in a bottle” de The Police y “Color Esperanza” de Diego Torres.
Hoy, realicé un pequeño concierto que hace cinco años no imaginaba que iba a realizar, le propuse a mi hermana cantar “Color Esperanza” de Diego Torres, toqué la guitarra y cantamos, mi padre nos grabó y nos mostró la grabación en la televisión. Esas imágenes me recordaron, las grabaciones que tengo de mi mismo, pequeño, cantando “Liberaron a Mandela” de Miki Gonzáles en la casa de mi abuela Elena cuando tenía cuatro o cinco años. Sin embargo, yo no tuve a otro hermano o hermana que me ayudara con la música, simplemente un frío equipo de música me acompañaba y mi pequeño hermano tocaba su guitarra de juguete a mi lado.
Sofía y yo realizamos el concierto más lindo que he podido realizar a dos voces y tuvimos de público a las personas que más nos importan, mis padres. Hoy no canté con Diego Torres o con la Chilinguita de México, hoy canté con mi pequeña hermana y me siento muy feliz, emocionado, contento y orgulloso. Sofía no tiene miedo de cantar en voz alta frente a todos, al igual que yo. A Sofía no le importa el mundo, con tal de estar feliz al lado de su hermano, cantando y pasando el tiempo. Por que, como adecuando “Molly Smiles” de Jesse Spencer, “nada está mal cuando Sofía sonríe”.Espero, que cuando sea más grande, mi pequeña hermana lea estas líneas. En verdad, hoy, Sofía y yo, nos pintamos la cara color esperanza e hicimos la promesa de entrar al futuro con el corazón. Gracias Sofía por el gran recuerdo que le haz dado hoy a tu hermano mayor.
miércoles, 11 de junio de 2008
Un Maestro Publicista…
Hoy se realizo la charla “ad-meeting” acerca de “La Marca y el entorno nacional” con la brillante exposición de Gustavo Rodríguez acerca del tema y de su más reciente libro “Traducciones Peruanas” (libro recomendado anteriormente) en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En la charla se tocaron temas como la identificación y su papel el la publicidad actual, cómo se debe encaminar la publicidad actual y otros temas relacionados, siempre, con la publicidad. Yo acudí a la charla y de pronto me observe rodeado de alumnos de la facultad de comunicaciones, al principio de la charla sentí que estaba en un mundo distinto a mi facultad y mucho más lejano de mi carrera, derecho. Sin embargo, pese a mi prejuicio inicial, la exposición y el “ping pong” de preguntas que siguió me demostró que para hablar de publicidad, comunicaciones y aspectos relacionados no se necesita un lenguaje demasiado especializado. Por ahí que hubieron algunos tecnicismos no tan salidos de foco, pero, igualmente, comprensibles. Esto me demostró la validez de una frase que escuche hace poco, como alabanza a la facultad de comunicación: “La comunicación es la base de todo; es decir, derecho, sociología, etc.; porque si no existiera, no se podría comunicar o expresar nada. Sin embargo, refute aquella frase diciendo, en aquella ocasión, que “sin nada que expresar, tampoco tendría sentido la comunicación”. Entonces, el grupo de discusión de aquella ocasión llegó a la conclusión de que comunicación y otras materias o ciencias son complementarias como el huevo y la gallina.
Volviendo a la charla, Gustavo es una autoridad en el tema y su manera particular de exponer sus ideas en base a experiencias saco a flote una gran exposición. Curiosamente, es un mito popular que la gente “común” no se pueda comunicar vía e-mail o vía telefónica con grandes figuras como Gustavo, u otros profesores o autoridades en diversos temas, tal vez por miedo a no obtener respuesta o simplemente falta de interés. Sin embargo, rompiendo con el esquema decidí escribirle a Gustavo para comentarle de un artículo que hice acerca de su libro y felicitarlo. Al cabo de una semana, obtuve respuesta y me sentí emocionado puesto que mi artículo fue de su agrado y, además, también le gusto que le comunicara de su existencia y me invito a la charla de la que fui testigo el día de hoy. Luego de escuchar la charla, al concluir, me acerque para obtener la dedicatoria que él mismo me ofreció y una foto para el recuerdo, se siente bien poder tener contacto con un maestro, un maestro de la publicidad y un maestro escritor.
domingo, 4 de mayo de 2008
Realidad Social Peruana - G. Rodríguez - Horario: 2008
Mi primera recomendación de lectura. Hace poco en la universidad se expuso la feria del libro tradicional de inicio de ciclo. En ella compre algunos libros para regalar y otros para mi, aprovechando que los libros comprados en la feria se cargan a la boleta de pago de la universidad. El tercer día de feria encontré un libro muy interesante, desde que lo empecé hasta que lo terminé, y me sentí muy emocionado con él.
Efectivamente, “Traducciones Peruanas” del escritor y comunicador peruano Gustavo Rodríguez, es el libro del que hablo. Este libro es una colección de los artículos publicados en el diario “El Comercio” de Lima por el autor. Variados tanto en tema como en tiempo, los diversos artículos te atraen tanto por los divertidos y reflexivos títulos como por el contenido totalmente bien formulado, incluso debo decir que sólo no concuerdo con dos de ellos: “crónica de pedaleos y pataleos”, que curiosamente identifico el contrario de mi artículo “Un día de paro…”, y “veinticuatro hijos adolescentes”.
Muy pocas veces me aventuro a la lectura sin recomendación, no me gustaba mucho la lectura y, si se encontraba escondida por ahí, mi afición por la lectura, entonces, recién ha aparecido. En fin, creo que, en esta ocasión, me arriesgue y no me arrepiento. En verdad, el libro me absorbió. No paraba de leer; tanto que, incluso, descuide algunas lecturas de la universidad, lo llevaba a todos lados.
En verdad, existe otra característica que hace que me guste tanto este libro y la manera de escribir de Gustavo Rodríguez. Se parece a la mía, sólo que sus artículos no son tan controversiales o polémicos. El clásico final reflexivo, desafiante o burlón, es una característica de ambos. Otros dos puntos en los cuales reposa mi gusto y parecido con mis palabras, son el uso de experiencias personales y, en el caso de Rodríguez, profesionales; y el uso del lenguaje común o simple; es decir, entendible.
De los artículos que más me gustaron puedo mencionar: “Se busca traductores”, “Jesucristo reloaded”, “Abuelita ¿Cuándo bajas?”, “Los Simpson y lo cholo que soy”, “Queridas tiendas por departamentos”, “Mami, ya no soy Batman”, “No me saques el mono”, “A diez segundos del orgasmo”, entre otros. Todos interesantes, divertidos y amenos. En verdad, como dice el mismo libro, nuestras grandezas y torpezas vistas por un comunicador.
Por estos motivos, recomiendo la lectura de este gran libro, que está a un precio muy comprensivo, compren el original y no apoyen la piratería por favor: le hacen daño al país y al autor. Disponible en la librería de la PUCP y en diversas librerías de Lima, aún no sé si habrá ejemplares en las pocas librerías en Cusco. Muchos temas, palabras sabias, algunas notas controvertidas, demandas sociales puestas a la vista, diversión garantizada. La mente de un gran comunicador al descubierto: Gracias, Gustavo.