¿Qué puedo decir acerca de mis días en el colegio? Veo a muchos de mis compañeros y amigos de promoción bastante seguido debido a las pichangas y las salidas al taco. Vivo en Lima con mi mejor amigo, desde siempre, y otro de mis mejores amigos se encuentra en Austria, paseando por una sociedad mucho más elevada que la nuestra, soñando despierto y extrañando su ciudad. Mis otros amigos se encuentran repartidos en diversas universidades e institutos de todo el país e incluso, un par de compañeros o más, se han ido al extranjero.
Como no recordar todos los momentos que hemos vivido juntos como hermanos en el colegio, desde travesuras hasta trabajos de grupo; desde peleas hasta abrazos de compañerismo; desde gritos de rabia hasta juegos alegres. Como olvidar todo lo que pasamos, en verdad, cabe decir que muchas veces quise y deseé, con todo mi corazón, salir del colegio por muchos conflictos y problemas que tenía con la gente del colegio, no exactamente compañeros, sino también profesores e, incluso, religiosos. No saben el alivio que sentí cuando termino el colegio, pero a la vez comenzaba a crecer dentro de mi un sentimiento de emoción y tristeza, lo primero por una nueva vida y lo segundo por dejar a mis verdaderos amigos. Tuve la suerte de que mi mejor amigo estudie en la misma universidad que yo y, sin pensarlo, ahora vivo provisionalmente con él.
”Luis Versiglia” es el nombre de nuestra promoción, 2006 es el año en que egresamos del colegio, 90 fuimos los que egresamos y nos convertimos en ex-alumnos. Cada sábado de estas vacaciones, de 11 de la mañana hasta las 2 de la tarde, nos encontramos para jugar un partido de fútbol entre nosotros o con ex-alumnos de otras promociones. Incluso ganamos el torneo de ex-alumnos tras unos cuantos sábados de partidos con promociones anteriores a la nuestra. Como debe suponerse la promoción ganó una caja de cerveza y nos reunimos afuera del colegio en un hexágono irregular de concreto que se encuentra ubicado al lado de la puerta de reja de mi colegio y al lado del estacionamiento. Les juró que la cerveza no me gusta, es, en realidad, horrible y punto. Así que acompañe y tome de mala gana un vasito de plástico medio lleno con el espumoso líquido. Para ser sincero, esa fue la única y última vez que brinde con ellos. Nunca fui a las “chupas” de promo, ni a los cumpleaños, debido a que se que lo único que hacen es tomar.
Esto no quiere decir que no me lleve bien con ellos. Cuando veo a algún compañero o amigo de la promoción salesiana del Cusco del 2006, lo saludo como si nunca lo viera, gritando, acordándome de alguna anécdota que tengo con él. O simplemente preguntándome: ¿qué será de su vida? Nunca antes los he extrañado tanto, pero sólo por la vida que he tenido durante 11 años junto a ellos y el cariño que le tengo a cada uno. Espero que ellos no crean que los odio o algo así, aunque debo admitir que muchas de mis actitudes en el colegio fueron así. En verdad, sigo en desacuerdo con muchas de las cosas que hice, hicieron e hicimos en el colegio, pero es una época que ya hemos superado y sólo queda reír por todo lo pasado. Me pasaría la vida escribiendo un blog entero para contarles todas las experiencias del colegio.
Como no recordar todos los momentos que hemos vivido juntos como hermanos en el colegio, desde travesuras hasta trabajos de grupo; desde peleas hasta abrazos de compañerismo; desde gritos de rabia hasta juegos alegres. Como olvidar todo lo que pasamos, en verdad, cabe decir que muchas veces quise y deseé, con todo mi corazón, salir del colegio por muchos conflictos y problemas que tenía con la gente del colegio, no exactamente compañeros, sino también profesores e, incluso, religiosos. No saben el alivio que sentí cuando termino el colegio, pero a la vez comenzaba a crecer dentro de mi un sentimiento de emoción y tristeza, lo primero por una nueva vida y lo segundo por dejar a mis verdaderos amigos. Tuve la suerte de que mi mejor amigo estudie en la misma universidad que yo y, sin pensarlo, ahora vivo provisionalmente con él.
”Luis Versiglia” es el nombre de nuestra promoción, 2006 es el año en que egresamos del colegio, 90 fuimos los que egresamos y nos convertimos en ex-alumnos. Cada sábado de estas vacaciones, de 11 de la mañana hasta las 2 de la tarde, nos encontramos para jugar un partido de fútbol entre nosotros o con ex-alumnos de otras promociones. Incluso ganamos el torneo de ex-alumnos tras unos cuantos sábados de partidos con promociones anteriores a la nuestra. Como debe suponerse la promoción ganó una caja de cerveza y nos reunimos afuera del colegio en un hexágono irregular de concreto que se encuentra ubicado al lado de la puerta de reja de mi colegio y al lado del estacionamiento. Les juró que la cerveza no me gusta, es, en realidad, horrible y punto. Así que acompañe y tome de mala gana un vasito de plástico medio lleno con el espumoso líquido. Para ser sincero, esa fue la única y última vez que brinde con ellos. Nunca fui a las “chupas” de promo, ni a los cumpleaños, debido a que se que lo único que hacen es tomar.
Esto no quiere decir que no me lleve bien con ellos. Cuando veo a algún compañero o amigo de la promoción salesiana del Cusco del 2006, lo saludo como si nunca lo viera, gritando, acordándome de alguna anécdota que tengo con él. O simplemente preguntándome: ¿qué será de su vida? Nunca antes los he extrañado tanto, pero sólo por la vida que he tenido durante 11 años junto a ellos y el cariño que le tengo a cada uno. Espero que ellos no crean que los odio o algo así, aunque debo admitir que muchas de mis actitudes en el colegio fueron así. En verdad, sigo en desacuerdo con muchas de las cosas que hice, hicieron e hicimos en el colegio, pero es una época que ya hemos superado y sólo queda reír por todo lo pasado. Me pasaría la vida escribiendo un blog entero para contarles todas las experiencias del colegio.
Pero bueno, ¡El tiempo pasó! Y ya casi todos debemos ser mayores de edad, con 18, ya casi todos debemos tener algún rumbo, estudiando o trabajando. Y sigue pasando el tiempo. Espero que sigamos en contacto y cuando nos veamos en la calle, las discotecas, el trabajo, la playa o donde sea, siempre recordemos aquellos 11 años que estuvimos juntos. Ojala y, creo que será así, que en el futuro cuando me encuentre, ya sea, en el Perú o en el extranjero, escuche alguna voz familiar, que me traiga al pasado, diciéndome: “¡Gordito! ¿Qué tal? Te acuerdas de mi…”
3 comentarios:
see jaja la kgaaa!!!! oe gordito vamos a xupar duro x tu cumple ahh!!!!jejejje
"paseando por una sociedad mucho más elevada que la nuestra,"
Qué triste comentario... lo siento.
Duela a quien le duela Paolo, así es la realidad... preguntale a Alejandro y el te dira la verdad de donde salió ese comentario.
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