domingo, 20 de diciembre de 2009

Y se nos fue…






















Cada colegio tiene una persona símbolo; una personalidad que todos conocen, que al menos una anécdota tienen con él, que recuerdan siquiera por el nombre o el rostro. Un personaje que se tiene que conocer definitivamente para saber que haz pasado por el colegio. En el caso del Colegio Salesiano del Cusco, puedo decir sin equivocarme que esa figura o personalidad era el Padre Valentín Echea.

Personalmente, recuerdo el año cuando toda mi promoción tuvo un acercamiento al padre que difícilmente podríamos olvidar. Cursábamos primaria cuando el padre Echea nos preparaba para la primera comunión; si bien es difícil olvidar lo que aprendimos de él también no podremos olvidar el medio por el cual nos lo enseñó: las filminas. De la misma manera, para que se aprecie su importancia en el tiempo, debo considerar que también enseñó a mi padre, Fernando, y a mi hermano, Franco.

Lamentablemente, el padre Valentín, pese a su increíble resistencia y trascendencia en el tiempo, se nos fue. Un 19 de Diciembre del 2009, el padre Valentín Echea murió en la ciudad de Cusco; luego de una incansable labor como director, profesor y sacerdote del Colegio Salesiano del Cusco donde estoy seguro que todos los alumnos lo conocieron, incluso los padres de familia y profesores; y así como yo, también los exalumnos lo recuerdan con mucho cariño.

El padre Echea es un símbolo para los salesianos del Cusco y ahora será una leyenda, que podrá haberse ido terrenalmente, pero sabemos que siempre permanecerá en nuestra mente, en nuestros recuerdos, y en nuestros corazones. Todos los que lo conocimos, sabemos que él tenía un jardín que cuidaba con mucho esmero en nuestro colegio; ahora todos sabemos que se encuentra en el jardín que Don Bosco prepara para los salesianos en el regazo de Dios, plantando nuevas flores…

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Una Obra Inconclusa











“Durante los años de 1980 se ha verificado la progresiva ocupación del nuevo edificio de la Facultad, situado en el centro de la ciudad universitaria, que se encuentra todavía en fase de ampliación y construcción de mayores aulas. Lo cierto es que la rama profesional con mayor población estudiantil de nuestra institución – ha registrado más de 1,400 matrículas en los últimos semestres – espera aún la culminación de su local propio, que deberá ofrecer las condiciones idóneas para el desarrollo de la enseñanza e investigación jurídicas.”

Teodoro Hampe Martínez
"Historia de la Pontificia Universidad Católica del Perú"


Aquellas líneas de Teodoro Hampe son acerca de la historia de la Facultad de Derecho en un libro memoria de la historia de mi Universidad, publicado en 1989, desde su fundación en 1917 hasta el año de 1987. Es un dato importante y preciso que se mencionen 1400 matriculas en los ciclos del año 1988. Actualmente, en el año 2009, la Facultad de Derecho ha registrado, tan sólo en alumnos de pregrado, 1896 matriculas para el primer semestre del año; y para el segundo, 1822.

Otro dato histórico importante es que se mencione que en 1989 la Facultad se encuentre en proceso de “ampliación” y “construcción de mayores aulas”. Según podemos observar, en realidad actualmente, la mejor Facultad de Derecho del Perú, como es conocida, sólo cuenta con 10 aulas para más de 1800 alumnos. Si bien las aulas tienen, cada una, un equipo de cómputo, cañón, ecran y pizarra acrílica; la capacidad de 60 alumnos por aula es insuficiente para la cantidad de clases y alumnos. Esta es, como se puede observar, una obra inconclusa.

Desde que uno ingresa a la Facultad de Derecho, al concluir Estudios Generales, siente la mística impulsada por profesores, alumnos mayores y autoridades acerca de pertenecer a la mejor Facultad de Derecho del país; debido a la calidad de enseñanza y las facilidades como libros, revistas y grupos de estudio que te ofrece la Universidad. Sin embargo, entre los servicios se encuentra un aspecto bastante importante: La infraestructura.

Es vergonzoso que la Facultad de Derecho de la Universidad Católica tenga sólo 10 aulas y tenga que prestarse aulas de los pabellones de Letras y Ciencias Humanas, Estudios Generales Letras, Estudios Generales Ciencias, el edificio multiusos (pabellón Z) e, incluso, el Centro Preuniversitario para completar sus horarios; otro aspecto incómodo, debido a la infraestructura deficiente de la Facultad, es el establecimiento de horarios hasta las 10 u 11 de la noche para evadir cruces de cursos.

En los últimos años, la Universidad ha construido e implementado el complejo edificio McGregor, Idiomas Católica, la Escuela de Música de la Universidad, el Centro de Estudios Antropológicos en Pisaq - Cusco, entre otras obras de infraestructura. De un lado, es correcto que se implemente nueva infraestructura destinada a nuevos proyectos; sin embargo, de otro lado, también se debe reforzar y cuidar lo que ya se ha consolidado. A veces es bueno mejorar las bases, para seguir conservándolas fuertes y firmes; un gran ejemplo, es la construcción de la nueva Facultad de Arte, después de 50 años se renovó el local, gracias a una iniciativa del alumnado y un pequeño accidente.

En verdad, no creo que sea necesario que ocurra un terremoto como el de Octubre de 1974 que hizo que la Facultad de Derecho se traslade al fundo pando. No estamos hablando de construcción de un nuevo local, aunque sería lo idóneo, siempre dentro del Campus Universitario (es importante recalcarlo). Lo único que se necesita es ampliación de aulas para un mejor servicio de acuerdo a la calidad superior de enseñanza por la cual es famosa esta Facultad de Derecho que hace poco cumplió 90 años de existencia desde aquel 1917 en que se fundó y 1919 en que comenzaron sus labores.

Diseño del artista cusqueño Jorge Flores Najar, mi querido Tío.