miércoles, 26 de septiembre de 2012

Sobre las marcas en la actualidad


Publicado en el "Diario del Cusco" (Página 6 - Opinión), el 17 de Agosto del 2012.
Por: Javier André Murillo Chávez
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En la actualidad, vemos marcas en todo lugar y espacio de nuestras vidas; es inconcebible, siquiera pensar, un mundo sin ellas. Así, al igual que otros fenómenos de la realidad, las herramientas que constituyen la Propiedad Industrial, como las marcas, tienen reglas en base a las que se utilizan dentro del mercado por los agentes económicos, desde un pequeño empresario hasta las grandes corporaciones. El Derecho busca proteger intereses creando, corrigiendo y/o interpretando estas reglas; sin embargo, para entender la importancia de estas hoy en día, debemos saber qué es una marca, para qué sirve, y qué intereses se protegen mediante su reglamentación.

Para empezar, debemos señalar qué es la marca. Podemos señalar que, a nivel general, la libertad de empresa[1], que está reconocida dentro del Régimen económico de nuestra Constitución, contiene, en sus facetas de libertad de organización y competencia, una expresión denominada Propiedad Industrial. Las marcas son un instrumento que forma parte de esta, junto con las patentes; ambas tienen la característica común de ser bienes inmateriales. Específicamente, las marcas son signos distintivos que otorgan un valor adicional a un producto o servicio en el mercado, también son concebidas como activos empresariales de alto o incalculable valor[2]; como ejemplos tenemos la marca Apple, que en la valoración de este año[3] ocupa el primer lugar, con un valor aproximado de 182,951 millones de dólares americanos, o la marca Google, que en la misma valoración ocupa el tercer lugar, con un valor aproximado de 107,857 millones de dólares americanos.

Luego, es nuestro deber dilucidar para qué sirven; así, las marcas cuentan con cuatro funciones clásicas y tres modernamente reconocidas[4]. Las primeras son (i) la función de distintividad, consistente en que la marca es el instrumento por el cual se diferencia un bien o servicio particular en el mercado; (ii) la función de origen empresarial, por la que la marca identifica a los bienes y servicios con el individuo u empresa que lo produce y/o ofrece en el mercado; (iii) la función de reputación (o godwill), por la que la marca condensa la reputación o imagen en base a la calidad positiva, o negativa, del producto o servicio ofrecido; y (iv) la función publicitaria, por la que la marca es en sí misma un medio de inducción a la contratación de los servicios o compra de los bienes a los que representa. Las segundas son (v) la función de protección al consumidor, por la que la marca otorga información al consumidor para la toma de una decisión de contratación en el mercado; (vi) la función de protección del titular de la marca, por la que la marca distingue sus productos o servicios frente a los de los consumidores; y (viii) la función competitiva, por la que la marca sirve como elemento de sana competencia en el mercado pues con ella se detrae lealmente (a través de la eficiencia) a clientes de otras empresas.

Entonces, qué intereses protege su reglamentación. Cabe señalar que existen concretamente tres que se protegen en el marco general de lo que se denomina Economía Social de Mercado: (i) el interés de los consumidores, (ii) el interés de los empresarios titulares de las marcas, y (iii) el interés público del Estado.

Cuando estos signos se utilizan de manera correcta (denominémosle etapa fisiológica de la marca), se protege al consumidor con la información otorgada por la marca: identificación del producto o servicio, empresa productora del mismo, la reputación de la empresa y, por ende, la calidad del bien o servicio ofrecido; además, se protege a los empresarios titulares de las marcas al proporcionarles una herramienta condensadora de información, calidad y reputación, así como de competencia y publicidad en el mercado; y, finalmente, también se protege el interés público del Estado al ser la marca un elemento de sana competencia en el mercado basado en la pura eficiencia de los empresarios.

Sin embargo, cuando se utilizan de manera incorrecta (nombrémosla etapa patológica de la marca), las reglas protegen al consumidor al corregir los errores para que se le proporcione información verídica a través de la marca sobre los bienes y servicios ofrecidos; se protege a los empresarios al reparar las injustos beneficios que obtienen los demás competidores al trasgredir las reglas sobre las marcas; y, finalmente, se protege el interés público del Estado al remediar la competencia desleal a través del uso incorrecto de los signos distintivos. Aquí nos encontramos en situaciones como cuando un competidor utiliza una marca muy parecida a de otra empresa, cuando un competidor muestra publicidad denigrando la marca de otra empresa, entre otras similares.

Las marcas son tan importantes que sus reglas, junto con las de otras instituciones (patentes, denominaciones de origen, lemas comerciales, entre otros), están contenidas en un instrumento de nivel internacional en la región sudamericana: la Decisión N° 486 de la Comunidad Andina de Naciones, derivado del Acuerdo de Cartagena, que genera un marco normativo común sobre Propiedad Industrial en Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia. De igual manera, existen varios fenómenos que nos recalcan la importancia de las marcas y la necesidad de nuevas regulaciones, a cargo del Derecho, para su correcto uso; entre estos tenemos las “marcas renombradas o notoriamente conocidas” y la “marca país”.

En la actualidad, existen las denominadas “marcas renombradas” o “marcas notoriamente conocidas” que se caracterizan por la extensa amplitud de consumidores que las reconocen y que prácticamente son protegidas a nivel mundial, como Coca Cola o Sony, como producto de la globalización actual en la era de la información en la que vivimos. Igualmente, hoy en día, las marcas han evolucionado a tal nivel que se ha creado un tipo sui generis denominado “marca país” que, en lugar de servir para identificar bienes y servicios particulares de un empresario, viene a complementar a todo un conjunto de productos, servicios e, incluso, personalidades originarios de un país determinado, tales como la marca Perú o la marchio Italia.

De esta manera, en la actualidad, podemos observar la importancia de un pequeño dibujo, una palabra o, quizás, sólo sílabas; así como la de sus reglas, que delimitan la correcta actuación de los empresarios, la benéfica protección de los consumidores y el cumplimiento del rol de agente corrector de injusticias del Estado, logrando así el correcto funcionamiento del mercado.



[1] KRESALJA, Baldo y OCHOA, César – “Derecho Constitucional Económico” (2009). Lima: PUCP.
[2] CASTRO García, Juan David – “La propiedad industrial” (2009). Bogotá: Universidad Externado de Colombia.
[3] BRANDZTM – “BrandZTM Top 100 Most Valuable Global Brands 2012 Report” [en línea] (2012). En Portal WPP (WEB) - BRANDZTM reports. Consulta: 13 de Agosto del 2012.
< http://www.wpp.com/NR/rdonlyres/4B44C834-AEA8-4951-871A-A5B937EBFD3E/0/brandz_2012_top_100.pdf>
[4] VIBES, Federico – “Derechos de propiedad intelectual” (2009). Buenos Aires: ADHOC.

domingo, 22 de julio de 2012

Extrañar no es una ciencia [poema]


"Andean Explorer" by DevianArt

Ser un errante provinciano
Al parecer, es mi destino
Llorar con el adiós, mi rutina temporal
En ambos lados de este corazón

Tristeza momentánea, felicidad eterna
Y esas despedidas para olvidar
¿Cómo no existe la teletransportación? Carajo
Así serían cortas las distancias y largos los besos

La vida no es fácil, solían decir
Ahora entiendo el porqué, mas no el porqué a mi
La utopía soñada impensable en este país
Donde todo está al centro y lo demás son periferias

Mi escape de la precariedad, corazones entrecruzados
Sentimientos encontrados con alas de libertad
Un beso con sabores de colores que me da vida
Un abrazo que me devuelve la fuerza para soportar

Juegos de adultos creados para un niño
Y nuevamente corazones en espera
Tras un réquiem extraño
Curiosos sentimientos, un giro de la vida

Ser un errante provinciano
Espero no morir en tierra ajena
Y vivir dignamente con amor
Esperanza junto a ti

domingo, 29 de abril de 2012

La Teoría del Espacio-Tiempo-Histórico de Haya de la Torre


Mi familia paterna ha sido Aprista, históricamente. Lo cual generó que no me mantuviera alejado de un curioso interés hacia las ideas de Haya de la Torre, obviamente por voluntad propia y sin nada de influencia de mi padre, quien con mucha sabiduría me dio la libertad de elegir muchas cosas por mí mismo, una libertad que muchos hijos no tienen; él sólo se limitó a contestar y aclarar mis dudas, en base a su conocimiento y sus experiencias acerca del Aprismo, cuando yo le preguntaba.

Mi acercamiento más profundo hacia las ideas de Haya fueron en los estudios generales en letras de la Universidad, donde profundicé un poco más sobre la teoría del espacio-tiempo-histórico y la mirada del continente latinoamericano como una realidad autónoma en la historia universal. Esto se complementó con un libro, que me regaló mi mamá por mi interés en la Ciencia Política, “Filosofía y Política en el Perú” de Augusto Castro, y por otro libro, una segunda edición de “El Antimperialismo y el APRA” de Haya de la Torre, regalo, más reciente, de Víctor Raúl Caballero, amigo mío y colega de la Facultad de Derecho.

Aunque, comparto con muchas personas la idea de que el APRA de nuestros días ha devenido en un Partido con muchos malos elementos que lograron degradar su imagen de una manera general, debemos saber diferenciar las cosas y no generalizar este pensamiento de manera incorrecta. Al margen de esto, lo que me interesa resaltar en estas pequeñas líneas es un aspecto interesante del pensamiento de Haya de la Torre: La teoría del Espacio-Tiempo-Histórico.

Con esta teoría, Haya de la Torre quiso responder a la pregunta previa a cualquier plan de acción de un Frente o Partido: ¿Dónde ubicar a Latinoamérica –un pueblo-continente distinto a Europa- en la Historia Universal? Luego de haber determinado esto a lo que llamó “Consciencia Histórica” recién se puede fundar el proceder práctico de un Frente o Partido Político.

Así, Haya, partiendo de la teoría hegeliana sobre el devenir y enriqueciéndola con la perspectiva física de la teoría de Einstein sobre la relatividad, señala que “el tiempo y espacio son dos conceptos filosóficos fuertemente vinculados a las ideas de evolución histórica, de dominio del hombre sobre la Naturaleza, vale decir de la realidad social y económica” (Castro 2006: 39). A estos planteamientos, Haya amplia señalando a la relatividad histórica como la continuidad dinámica de “coordinación universal de procesos, inseparables cada uno de su propio Espacio-Tiempo y movimiento que actúan y se influyen entre sí” (Castro 2006: 40).

Hasta este momento, Haya estableció el Espacio-Tiempo-Histórico, pero añadió una cuarta dimensión: la reflexión subjetiva del tiempo. En este sentido, Haya tras describir que existe una visión objetiva del tiempo la descarta y se queda con la perspectiva subjetiva: “intuición y sentido del tiempo individual y social vinculados consciente y funcionalmente al modo de vivir, trabajar, pensar y desenvolverse de los pueblos” (Castro 2006: 41) que se traduce en que la “Consciencia Histórica” exige al “individuo de construir, en un momento y en un lugar determinado, su propio destino” (Castro 2006: 42).

En este sentido, se puede señalar que Haya de la Torre establece que la sociedad en cada momento (Tiempo), en cada lugar (Espacio), en cada periodo (Historia) y, a través de sus individuos (Reflexión subjetiva), deberá ubicar su Espacio-Tiempo-Histórico para poder tener un plan de acción determinado. Así, se introduce el concepto de “Consciencia Histórica” como comprensión de un Espacio-Tiempo-Histórico determinado, al cual debe apuntar tanto el Perú como el continente latinoamericano; de esta manera, Haya señala que se debe

“ubicar nuestro problema económico, social y político en su propio escenario y no pedir de encargo para resolverlo, doctrinas o recetas europeas como quien adquiere una maquina o un traje… No reincidir en la palabrería demagógica de nuestros comunistas y fascistas criollos que sólo producen hasta hoy ‘lugares comunes de la mayor vulgaridad’” (Haya de la Torre 1936: XXV).

Sólo luego de esto, se podría elaborar un plan de acción; es decir, que Haya intenta llegar a la “Consciencia Histórica” del Perú y Latinoamérica (su pueblo-continente) para elaborar luego el plan de acción del APRA. Así, Haya señala que

“el APRA sostiene que antes de la revolución socialista que llevaría al poder al proletariado –clase en formación en indoamérica-, nuestros pueblos deben pasar por periodos previos de transformación económica y política y quizás por una revolución social –no socialista- que realice la emancipación nacional contra el yugo imperialista y la unificación, socialista, vendrá después. Vendrá cuando nuestro proletariado sea una clase definida y madura para dirigir por sí sola la transformación de nuestros pueblos, pero eso ocurrirá mucho más tarde” (Haya de la Torre 1936: 85).

Según Haya de la Torre, en la época en la cual escribe esta teoría (el gobierno de Leguía y la intromisión norteamericana), señala que la tarea histórica era: “luchar por la soberanía nacional y llevar al poder a nuestro Partido para procurar desde el poder, la unión política y económica de nuestros países, formando un bloque, federación o anfictionía de Estados contra el opresor común” (Haya de la Torre 1936: 86). Es decir, la idea de Haya de la Torre era que todos los pueblos latinoamericanos seamos un bloque contra el opresor del periodo histórico en el que se ubicaba: Norteamérica.

De esta manera, es posible entender que los postulados básicos o programa máximo del Aprismo sean: la acción contra el imperialismo yanqui (que luego eliminó, en clara evidencia del Espacio-Tiempo-Histórico, la delimitación que hace referencia a Norteamérica), la unidad política de América Latina, la nacionalización de tierras e industrias, la internacionalización del Canal de Panamá y la Solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo (Haya de la Torre 1936).

Las ideas de Haya de la Torre, en ese tiempo, se podrían agrupar en dos ideas centrales (una vigente como la original, pero otra que debe ser actualizada y revisada): de un lado, el Perú y Latinoamérica tienen un Espacio-Tiempo-Histórico determinado diferente a Norteamérica o Europa y cualquiera de sus componentes porque no tuvimos el mismo desarrollo económico, político y social que estos últimos; por otro lado, en ese tiempo el Perú y Latinoamérica debían luchar contra la injerencia del Imperialismo Yanqui (Norteamérica) por las circunstancias políticas y económicas de la época en el Perú: el oncenio de Leguía y la intromisión norteamericana.

Es obvio que el primer postulado sigue siendo, y lo seguirá siendo por siempre, vigente y real; puesto que la historia del Perú y el continente de América Latina siempre será la misma, salvo por el futuro, que aún se puede definir. En concreto, la teoría y fundamento están planteados. Sin embargo, en la época actual donde tenemos consolidado un aparato económico capitalista y un fenómeno de globalización en pleno apogeo, el segundo postulado debe ser actualizado, revisado y adaptado a esta nueva situación porque el “imperialismo” ahora ha tomado formas incluso de ideología sobre los modelos de vida; Haya estaba consciente de esto pues en la época de los 40’s y en los 60’s se inclinó a apoyar al Gobierno Norteamericano contra el “imperialismo nazi”, en la segunda guerra mundial, y contra el “imperialismo ruso”, en la guerra fría, pues consideró que estos imperialismos eran más dañosos contra los pueblos del mundo, concordando la interpretación de las máximas del APRA ante las nuevas circunstancias del Espacio-Tiempo-Histórico en cada periodo.

Debemos observar que la teoría del Espacio-Tiempo-Histórico es el fundamento filosófico sistémico en el pensamiento de Haya de la Torre; es decir, que analiza el fundamento del proceder de pueblos-continentes o Estados.

En la actualidad, es casi imposible hablar de un Antimperialismo extremista como el de los años 30; en este sentido, sería paradójico que García siquiera se atreviera a señalar que “El aprismo debe impulsar un crecimiento continuo y descentralizado con el objetivo de convertir al Perú en el país líder de la economía sudamericana y darle mayor peso en la escena mundial” (García 2008: 120), lo cual necesariamente conlleva a lidiar con capitales, inversiones e incursionar el mercado no sólo norteamericano, sino también europeo y asiático. Así, lo que debe hacer el Perú en este “periodo” de globalización, desde una relectura de la Teoría de Haya, es “saber tratar con el capital extranjero” (García 2008: 121). Igualmente, se debe hacer una revisión de lo que se llama “nacionalización”; puesto que el mismo García ha dicho que

“en este proceso de modernización, el Perú necesita superar los temores, a la inversión nacional o externa y cancelar definitivamente las tendencias estatistas que el extremismo busca mantener, porque el estatismo conduce al parasitismo social que acostumbra a la sociedad a esperar y exigir todo del Estado evitando la superación y el esfuerzo al mismo tiempo que reduce la inversión y la competitividad tecnológica” (García 2008: 121).

Así, en el periodo tiempo-espacio-histórico actual, la reflexión subjetiva del Perú y Latinoamérica es la búsqueda del progreso en una economía capitalista global, en la cual la comunidad internacional está inmersa; para esto, según la Teoría de Haya, el Perú debe concentrarse en dos aspectos fundamentales conexos: continuar la presencia y crecimiento económico del Perú en el panorama mundial, que es una situación estable desde el comienzo del siglo XXI (Shifter 2008); pero para lograrlo se debe reforzar los aspectos internos –trabajo, educación, seguridad, entre otros- para que los individuos puedan lograr insertarse en este mercado mundial, debido a la globalización; sin embargo los detalles de este plan de acción actual rebasa el tema de estas líneas y es tarea debida de los verdaderos Apristas actuales, pero era necesario dejarlo mencionado.

En este sentido, en mi opinión, la Teoría de Haya de la Torre sobre el Espacio-Tiempo-Histórico es el aspecto más importante e interesante de la teoría política-filosófica de este pensador peruano; la cual, al estar basada en ideas filosóficas hegelianas y físicas einstenianas es susceptible de ser usada en cualquier aspecto de la realidad y las áreas del conocimiento, aunque originalmente se planteen para el pensamiento político.



Bibliografía

CASTRO, Augusto
2006                Filosofía y Política en el Perú. 1ra edición. Lima: PUCP.

GARCIA, Alan
2008                La Revolución Constructiva del Aprismo. Lima: S/N.

HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl
1936                El Antimperialismo y el APRA. 2da edición. Santiago: Ediciones Ercilla.

SHIFTER, Michael
2008              El Perú Globalizado: Éxito Económico con Fracturas Sociales en Pasara, Luis - “Perú en el Siglo XXI”. 1ra Edición. Lima: PUCP.

martes, 31 de enero de 2012

El Derecho a la Verdad

Fotografía de la Colección Yuyanapaq

Publicado en el "Diario del Cusco" (Página 6 - Opinión), el 31 de enero del 2012.
Por: Javier André Murillo Chávez
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Yo nací en una época donde el terrorismo aún se encontraba en las calles y los traumas se encontraban en el corazón de la gente, incluida toda mi familia. Tuve la suerte de no tener conciencia en esos años para vivir, o más bien dicho sufrir, todo lo que hicieron en aquellas épocas los miembros de ese demonio llamado “Sendero Luminoso”; sin embargo, escuché, leí y aprendí por mis padres, abuelos y, finalmente, por mi Universidad lo que significó aquella época.

Tengo a mi costado, mientras escribo estas líneas, mi libro “Hatun Willakuy”, la versión abreviada de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que he revisado para distintos artículos y trabajos; así como para ejercer mi Derecho a la Verdad. ¿Qué es esto? Dejemos que nuestro Tribunal Constitucional aclare esta duda:

“(…) el Derecho a la Verdad, en su dimensión colectiva, es una concretización directa de los principios del Estado democrático y social de derecho y de la forma republicana de gobierno, pues mediante su ejercicio se posibilita que todos conozcamos los niveles de degeneración a los que somos capaces de llegar, ya sea con la utilización de la fuerza pública o por la acción de grupos criminales del terror. Tenemos una exigencia común de que se conozca cómo se actuó, pero también de que los actos criminales que se realizaron no queden impunes. Si el Estado democrático y social de derecho se caracteriza por la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad, es claro que la violación del Derecho a la Verdad no sólo es cuestión que afecta a las víctimas y a sus familiares, sino a todo el pueblo peruano. Tenemos, en efecto, el derecho a saber, pero también el deber de conocer qué es lo que sucedió en nuestro país, a fin de enmendar el camino y fortalecer las condiciones mínimas y necesarias que requiere una sociedad auténticamente democrática, presupuesto de un efectivo ejercicio de los derechos fundamentales. Tras de esas demandas de acceso e investigación sobre las violaciones a los derechos humanos, desde luego, no sólo están las demandas de justicia con las víctimas y familiares, sino también la exigencia al Estado y la sociedad civil para que adopten medidas necesarias a fin de evitar que en el futuro se repitan tales hechos” (Fundamento 17 de la STC EXP. N.°  2488-2002-HC/TC).

Así, este es un derecho, pero sobre todo un deber. Un deber que tiene todo peruano de enterarse de su pasado y el de su país; deber mucho más fuerte para aquellas personas que osen hablar del tema y emitir una opinión al respecto. Es por esto, que es indignante el surgimiento de grupos que profesen o, simplemente, apoyen las bases e ideologías del Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso, dígase Movadef y cualquier otro análogo que pueda surgir. Estos grupos no deben ser calificados sólo como un desfase histórico en la evolución social de nuestro país y su gente; sino que debe ser denominado como lo que es en realidad: la materialización pura de la ignorancia en la que vive la población joven del Perú.

El Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, en mi opinión crítica, tiene errores propios de la limitación que su propia misión traía consigo. Un ejemplo es la denominación incorrecta de “grupos subversivos” a grupos terroristas organizados que vociferaban luchar contra el gobierno a nombre del pueblo, pero que, en realidad, terminaron masacrando al pueblo por el que decían pelear de las maneras más crueles que uno pueda imaginar. De esta manera, por más críticas que se le pueden hacer a la Comisión de la Verdad y Reconciliación – sólo siempre y cuando estén fundamentadas-; no se puede negar el importante valor que tiene este informe al ser un documento de referencia histórica, investigada durante mucho tiempo y con mucha cautela, sobre lo que pasó en aquellos días del terror colectivo.

Como lo dije al inicio y recalco, si bien no viví aquella época aprendí por mi entorno (familia y estudios superiores) lo que significó ese aspecto tan tenebroso e infeliz de la historia de nuestra patria. Recuerdo, sólo a modo de ejemplo, las historias narradas por mi abuelo Víctor Manuel acerca de la violencia que se vivió en la ciudad del Cusco, de donde provengo: como en la época más violenta del terrorismo, cuando mi querida madre se encontraba estudiando en el Colegio María Auxiliadora que quedaba a cuadras de la plaza de armas del Cusco, él tuvo que vivir la trágica experiencia de llevar a mi mamá corriendo, cargada en brazos, en medio de un tumulto y caos con explosiones que se llevaban a cabo en plena plaza principal de la ciudad; de igual manera, cuando lo secuestraron por unas cuantas horas en su propio carro llevándolo a las afueras de la ciudad encañonado y esposado, para luego robarle y abandonarlo; así como cuando a pocas aulas de la suya cuando ejercía de profesor en la Universidad San Antonio Abad del Cusco, mataron a un colega suyo en la Facultad de Ingeniería.

Así, aunque en Cusco se producían menos actos de terrorismo que en otras zonas de la sierra como Ayacucho, siempre existía el peligro de encontrar coches-bomba en cada esquina, grescas en cada calle; se vivía con miedo por los perros muertos colgados en cada poste, las pintas y banderas rojas alabando al “presidente gonzalo” o  venerando al “PCP-SL”. Fueron tiempos difíciles que muchos de mi generación nacidos al final de esta época de conflicto o posteriormente desconocemos.

Debemos recordar que en aquella época ocurrieron diversos atentados masivos en la sierra de nuestro país como el perpetrado en Lucanamarca –Ayacucho- donde se eliminó a 69 personas incluyendo mujeres y niños. Sin embargo, al Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso no le basto, actos como ese fueron el inicio. Así, Sendero Luminoso empieza a efectuar los diversos atentados en Lima, la capital, siendo el más fuerte el ocurrido en la calle Tarata en el distrito de Miraflores, donde hubo más de 20 muertos y más de 100 heridos; en nuestro país centralizado, tuvo que ocurrir esto para que se comience la búsqueda y ataques selectivos a este grupo terrorista.

Otro aspecto importante de la historia es que si bien el principal responsable de todo el conflicto es el Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso, debemos recordar que no sólo hubo actos de violencia desmedida por parte de los terroristas, sino que también las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional cometieron actos que pueden ser denominados como “violaciones a los Derechos Humanos” (violaciones sexuales, masacres de sospechosos, tortura, etc.); sin embargo, cabe también analizar, aunque no sea justificante, la precaria situación en la que tenían que enfrentarse estos hombres a terroristas confundidos entre la población, sin contar con una preparación mínima para controlar una situación de tal magnitud.

De igual manera, no debemos olvidar que hubo tres gobiernos (Belaunde, García y Fujimori) en los cuales se cometieron más errores que aciertos en materia de gestión pública y táctica antiterrorista. Así como al gobierno del APRA le tocó vivir la peor parte del conflicto –sumado a su pésima gestión por la hiperinflación y la terrible política de estatización-, el corrupto gobierno del dictador Fujimori fue el que cometió más abusos con la táctica de combate selectivo –teniendo como ejemplos la matanza de La Cantuta y Barrios Altos- (los cuales conocí leyendo el libro “Muerte en el pentagonito” de Ricardo Uceda) cobrando la vida de muchos inocentes.

Todos estos datos quedan en la memoria de los “viejos”, el poco interés de parte de los jóvenes en nuestra historia es predominante; esto me hace pensar que las generaciones siguientes, en su totalidad, simplemente no sabrán nada de lo que pasó y los grupos como el Movadef seguirán apareciendo, tratando de entrar al ordenamiento legal encubiertos usando la ignorancia de los jóvenes, así como cuando Abimael Guzmán uso los centros educativos para reclutar a sus simpatizantes de entre los más jóvenes en los ochentas.

23,969 peruanos muertos o desaparecidos identificados, en base a testimonios, y 69,280 peruanos muertos o desaparecidos, estimados en base de cálculo sistemático, son las cifras que otorgó el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación; si se piensa bien –aunque sean datos con un margen de error- es un número inimaginable de muertes y, peor aún, desapariciones. Han sido muchísimos los atentados e, incluso, quedan historias que ya están en el olvido por la falta de evidencia. Los grupos como el Movadef surgirán de este olvido, ocultando su verdadero sentido y encubriéndose en formas legales. Debemos entender nuestro pasado para comprender nuestro presente y mejorar en el futuro. La desinformación y el olvido son la gran amenaza actualmente, sólo nos queda ejercer el Derecho a la Verdad para combatir ese repugnante episodio de la historia del Perú y lograr que nunca se repita.

Fotografía de la Colección Yuyanapaq

Diseño del artista cusqueño Jorge Flores Najar, mi querido Tío.