sábado, 17 de mayo de 2008

Viaje de Ida y Vuelta
















Comenzaré por agradecer al gobierno por la cumbre ALC-UE; luego, agradecer a mis padres por permitirme volver a mi querido Cusco siquiera estos tres días. Un pequeño adelanto de las vacaciones de medio año, que comienzan desde el mes de Julio hasta la mitad de Agosto. Suena fácil decirlo; sin embargo, el tiempo, el estudio, la nostalgia, la falta de mi familia y enamorada y todo es un martirio. Sin embargo, disfrute al máximo estos tres días y es bueno resaltar que me quedan algunas cosas del viaje.

Primero, un hecho triste en mi vida. Mi encuentro con mi abue Elena. Me he dado cuenta cuán frágil es la mente humana, mi abue Elena desde hace ya mucho tiempo comenzó a olvidar sus recuerdos más recientes debido a la enfermedad del alzheimer. Este último encuentro que tuve con ella ha sido motivo de lágrimas para mí; mis anteriores encuentros fueron similares, pero no tan destructivos de mi corazón como el último. Acababa de llegar y fui a la casona de San Andrés, la casa de mis abuelos paternos. Observé a mi querida abuelita sentada en el pasillo del segundo piso tomando sol, subí las escaleras y me senté a su lado a conversar. Poco a poco mi abuelita ha ido perdiendo sus recuerdos; primero, sus bisnietos; luego, sus nietos; y, ahora, sus hijos. Al sentarme lo primero que me dijo fue: “¿Quién eres?” Primer espinazo. Luego, me preguntaba como una niña: “¿Dónde esta mi mamá? No se a donde se ha ido”, segundo espinazo, cómo contestar a esa pregunta, sólo atine a decirle que estaba en otra casa. Escuche lo mismo una y otra vez, al menos unas cuatro veces más, y cuando ya me tenía que ir; tercer espinazo, “¿A dónde te vas?” Esta vez sólo le dije que me iba a estudiar a la universidad y se quedo llorando preguntándome por su mamá y preguntándome, además, por mis tíos abuelos como si aún fueran niños. Luego de esto, se me salieron las lágrimas por que alguna vez, y ese es el último recuerdo con el que me quiero quedar de mi abue Elena, aquella tierna viejecita, que me regalo mi primera cámara y me consintió cuando mis papás se peleaban conmigo, le dijo a mi tía Ruth, Ruchi de cariño, que me dijera para acompañarla para pagar sus cuentas porque era su nieto querido, en el que más confiaba por mi cariño, y me invito, luego, una salteña en el D’onofrio de la avenida el Sol. Ese pequeño recorrido es el más preciado en mi mente y el recuerdo mejor guardado de ella.

Segundo, nunca me había divertido tanto y disfrutado tanto el momento, “carpe diem” como en esta semana. El jueves que llegue, visite a mis papás en sus trabajos y a mis abuelos en casa; almorcé mi comida preferida: una sopa de menestrón y apanado. El viernes, dormí hasta tarde, almorcé doble y en la tarde, salí  a comer Rolos en la calle procuradores y, luego, pizza en casa de mis abuelos en familia. Hoy, sábado, viaje a Pisac y fui con toda mi familia al Hotel Royal Inca. Primero, paramos en el zoológico en construcción de mi tío Lino, leer “Una nueva aventura…”, artículo antiguo, observamos las nuevas adquisiciones y la nueva distribución; luego, comimos las ricas empanadas de queso que se hacen en la plaza de armas de Pisac; y, por último, nos refrescamos en la gran piscina del hotel. Un día para el recuerdo que aún no termina porque, de acá un rato salgo para la discoteca “Izakaya” a disfrutar un rato de diversión antes de partir de nuevo y meterme, nuevamente, a la piscina Lima, porque mi vuelo sale mañana a las 7 de la mañana. Otra vez almorzaré sólo e iré a hacer las compras sólo.

Tercero, y último, es muy fuerte el sentimiento que me da al llegar luego de un tiempo a Cusco y observar los cambios. En mi caso, esta vez observe cambios que poco a poco hace que me sienta raro, esto es algo que nunca había notado hasta ahora. Me siento muy herido, como alcanzado por una lanza con las inscripciones tiempo y sentimiento, atravesado y destruido, pero a la vez me siento muy aliviado, como si me hicieran respirar de nuevo, de ver que las personas más cercanas a mi corazón están bien y no se olvidan de mí. Jamás dejare de amar mi ciudad, mi principio primero. Soy cusqueño y nunca dejaré de serlo. En verdad, muchas cosas en la vida de un simple estudiante universitario.

No hay comentarios:


Diseño del artista cusqueño Jorge Flores Najar, mi querido Tío.