Las elecciones generales, las elecciones municipales y las elecciones regionales. Los referéndums, las protestas sociales y las demandas de la sociedad. Los partidos políticos, la economía del estado, el presidente, los ministros. Las decisiones internas del país, el congreso, las leyes, las comisiones. Los militantes, los sindicatos, los paros. Todos los elementos mencionados forman parte de la política. Los partidos, los goles, los tiros libres. El arbitro, las jugadas, los penales. El fuera de juego, las gambetas, los jugadores. Los equipos, la hinchada, el público. La emoción, la garra, los resultados. El balón, los “chimpunes”, las barras. Todos estos elementos forman parte del fútbol. La política y el fútbol son temas distintos; en concreto: ¿Qué de similar puede tener la política y el fútbol?
Este ciclo llevo el curso de Elementos de ciencia política con el profesor Rolando Ames en la facultad de Estudios Generales Letras en la PUCP, el curso es muy llamativo y las lecturas son muy interesantes. Entre ellas se nos encomendó la lectura de un pequeño fragmento titulado “De las demandas sociales a la acción política” del libro “América Latina: Política y Sociedad” del reciente Doctor Honoris Causa de nuestra universidad, el sociólogo francés Alain Touraine. El texto sostiene que la acción colectiva tiene tres dimensiones: las luchas de clase (clase), las luchas de liberación nacional (nación) y modernización económica y transformación del Estado (progreso). Y de esta tridimensionalidad surgen los posibles modelos principales de acción colectiva; es decir, el predominio de los conflictos sociales internos, el nacionalismo anticolonial y la acción revolucionaria marxista-leninista. Sin embargo, en el continente latinoamericano, al margen de la influencia de cada tipo de modelo, se ha producido un modelo de acción colectiva propio. El modelo de acción colectiva en América Latina combina, manteniendo su autonomía, las luchas o reivindicaciones sociales (luchas de clase) y las luchas o protestas antiimperialistas (luchas nacionales), pero con una subdivisión en acción anticolonial o antiimperialista contra la metrópoli extranjera, el Estado, los grupos sociales y las ideologías; y la apelación a la formación de un Estado Nacional o integración del espacio natural gracias al desarrollo económico y la intervención política y administrativa del Estado; además, estos aspectos asociados a la búsqueda de integración social, cultural y política de cada país.[1]
La idea del anterior texto es que las bases de la ciencia política pensada para Europa no se aplica necesariamente igual en América Latina, esto se a que las historias de ambos continentes han sido distintas. En América Latina hemos tenido la influencia del continente europeo en la plena historia propia latinoamericana desde el arribo de Colón a nuestra tierra. Y al tener influencia europea en el normal desarrollo de Latinoamérica, la historia se combina y no es ni la original latinoamericana, ni la europea pura. Por consiguiente, la historia, la sociedad, la economía y, por consiguiente, la política son diferentes en ambos continentes.
Hace poco, observando los partidos de la Copa Santander Libertadores, vislumbre la propaganda del grupo Santander acerca de la Copa. En la cual se observa la diferencia entre el “Football” europeo y el fútbol latinoamericano con la frase: “Nosotros no hacemos ‘football, nosotros no hacemos fútbol”, la propaganda es un homenaje al espíritu pícaro de Latinoamérica que logra convertir el “football” inventado en Europa a un fútbol picante y travieso en Latinoamérica. Así, también, en el periódico de la PUCP “Puntoedu”, con motivo de la Cumbre ALC-UE, ha publicado un número especial en el cuál se encuentra una pequeña nota que con el titulo nos dice todo: “Del pelotazo europeo al taquito latinoamericano”.[2]
En el fútbol, los latinoamericanos también hemos formado nuestras propias costumbres y jugadas. Tenemos nuestra propia manera de jugar y de hacer piruetas con el balón. En términos de la propaganda del grupo Santander, la forma en que nosotros hacemos el fútbol es “la forma de decirle al mundo que tenemos otras ideas”. Es fácil distinguir el tipo de “football” mostrado en una Champion’s league, donde compiten el Barcelona, el Real Madrid, el Chelsea, el Manchester, el Milan, el Inter, el Bayern, el Porto, etc.; y el fútbol mostrado en una Copa Santander Libertadores, donde se enfrentan el Sao Paulo, Boca Juniors, River Plate, la Universidad Católica del Chile, el Cobreloa, el Cienciano, el Cristal, la L.D.U. de Quito, etc. Desde el tipo de juego hasta el ritmo, las faltas o el tipo de respuesta, o, yendo más allá, en la hinchada, las barras y los himnos. Sin embargo, en algo que Europa nos lleva ventaja es en la infraestructura de estadios de “football”, allá podemos ver un Camp Nou (España), un Old Trafford (Inglaterra), un Estadio de la luz (Portugal); en cambio, en Latinoamérica siendo optimistas vemos una Bombonera (Argentina), un Maracaná (Brasil), un Monumental (Perú), y después un Inca Gracilazo de la Vega (Perú) o un Hernando Siles (Bolivia). El trato al arbitro, siempre se le trata mal sea en Europa o en Latinoamérica, y las juergazas que se dan los jugadores, como la de los seleccionados peruanos después de un empate con Brasil o la del Chelsea al clasificar a la final de la Champion’s, creo que son las únicas cosas que se dan en ambos continentes, sin olvidar la competencia y el respeto a las reglas. La tecnología es otra cosa que es increíblemente avanzada en Europa, en algunos clubes se utiliza equipos avanzados para dar instrucciones; en cambio, en América Latina, los equipos aún dan instrucciones gritando a toda voz.
Puede que en política no nos valla tan bien como les va en Europa, pero en el fútbol no vamos a negar la existencia de alguna igualación e, incluso, superación; así como Beckenbauer es alemán, Cruyff es holandés y Eusebio es portugués; Pele era brasileño, Maradona era argentino y Cueto era peruano. Si queremos ver más la actualidad, así como Henry es francés, Shevchenko es ucraniano y Totti es italiano; Robinho es brasileño, Tevez es argentino y Forlán es uruguayo. Hoy observamos estas diferencias en el fútbol y el “football” actual; nos damos cuenta de la diferencia cuando la ovación se incrementa cuando Ronaldinho agarra la pelota y deleita a los fanáticos con su fútbol travieso en la liga española o cuando vemos en partidos locales las formaciones y no encontramos o encontramos raramente, aquí en América Latina, apellidos europeos. En política, la Unión europea como órgano supranacional supera completamente nuestros intentos de formación supranacional latinoamericana.
En resumen, ¿en qué se parecen la política y el fútbol? En las diferencias que se generan dependiendo de donde se llevan a cabo la actividad y el deporte. Europa y Latinoamérica no son continentes iguales, ni siquiera son del mismo tipo. Existen demasiadas diferencias entre ambos continentes. Incluso nuestra manera de hacer política, nuestra manera de ser y expresar nuestras ideas es diferente y especial. Es por todo esto que en tiempos de cumbres mundiales en el Perú, se debe actuar cuidadosamente porque no valla a ser que alguna “guachita” latinoamericana de cualquier mandatario vaya a ofender a algún “player” representante europeo.
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[1] Una de las ideas en general del fragmento “De las demandas sociales a la acción política” de Alain Touraine en “América Latina: política y sociedad” Madrid, Espasa Calpe: 1989.
[2] Ambas fuentes se encuentran en Internet:
-Propaganda del grupo Santander:
http://www.youtube.com/watch?v=h8lAzQ4E_l8
-Artículo del puntoedu:
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