domingo, 11 de mayo de 2008

¡Feliz Día Mamás!













Dedicado a las mamás muy queridas que se encuentran en mi corazón: mi mamá Chechi y mis dos queridas abuelitas: mi mami Vilma y mi abue Elena. A ellas y a todas las madres del Perú y del Mundo: ¡Feliz día!

Han pasado dos años desde que en mi colegio se pidió a la promoción escribir un saludo a todas las mamás del colegio. La mejor redacción iba a ser, sorpresivamente, el saludo que iban a poner en el programa del día de la madre. Llegado el día observando mi redacción en todos los programas, a nombre de mi promoción, me encontraba vestido elegantemente, con un terno, camisa y corbata, conduciendo, como mis noventa compañeros, a las madres de todo el colegio hacia los asientos para la actuación. Yo me acuerdo mucho de cuando empecé el colegio por el año de 1996, me acuerdo como veía a los más grandes de los de mi colegio vestidos de terno llevando, como aquel día que describo, a las madres salesianas. Y dentro de mí me reflexionaba: falta demasiado tiempo para que yo este así, continuando la tradición. Sin embargo, acá me encuentro estudiando en Lima, lejos de mis queridas madres y pensando en ellas en este día tan especial. Mi única comunicación con ellas es a través del celular y estas pequeñas palabras frente a su cariño infinito.

El amor de una madre no sólo es para sus hijos, muchas veces las madres siempre se fijan en los demás descuidando el cuidado y el cariño de ellas mismas. Estas líneas son para las mujeres que jamás se dejan vencer en los momentos difíciles y en los momentos felices dejan mostrar una sonrisa a todos, para todas esas mujeres que han sido capaces de presenciar en ellas mismas el milagro que Dios les ha concedido sólo a ellas.

Primero, quería hacer un saludo a todas las madres del mundo y desearles un feliz día, porque todas se merecen más que un saludo. Luego, un saludo a la madre sacrificada de los pueblos jóvenes y de los conos de Lima, que se rompe el cuerpo trabajando todos los días para llevar el alimento de cada día al techo familiar, un saludo a la madre de la Molina, acá en Lima, que demuestran su cariño a su manera, un saludo a la madre campesina de los pueblos del interior que trabajan en la tierra que poseen para poder brindarle un buen futuro a sus hijos, un saludo a la madre de clase media que a pesar de tener para ella todo lo dedica a los demás, un saludo a la madre en la selva que hace todo lo posible para alimentar y educar correctamente a sus hijos; pero en general un saludo a todas las madres peruanas, las madres de mi país, que pese a sus diferencias y problemas particulares son madres.

Luego, un saludo, personal, a mis dos abuelitas: primero, a mi abue Elena que pese a ya no acordarse mentalmente de mi, sé que en su corazón aún hay un pedacito de Javier André y me quiere demasiado; segundo, a mi mami Vilma que me ha enseñado desde que era un niño, me conciente y me engríe desde ese tiempo hasta ahora cuando recibo con mucho cariño las queridas y ricas galletas que me manda; y, a la mujer más importante en mi vida, la de todos los tiempos, un saludo a mi mamita Chechi a quien extraño demasiado, la que me ha guiado desde que fui concebido por ella, mostrándome las cosas buenas de la vida, creyendo siempre en mi, apoyandome en todo pese a haberle fallado tantas veces, criando a aquel mocoso desobediente que fui, a ese chico que ahora se encuentra aquí en Lima estudiando por ella para compensar todo el cariño que me tiene y me demuestra. A ella ¡Feliz día mamita!

Por último, sé que hoy en casa de mi abuelita Vilma, se encuentran reunida toda mi familia, quiero que sepan que yo podré encontrarme aquí lejos de ustedes físicamente, pero mi corazón esta en cada uno de ustedes y, hoy día en especial, en el corazón de mi mamá Chechi y mi mami Vilma. Y, suponiendo, que brindaran con el clásico vino que saca mi abuelo, mi Tata, brindo con ustedes con gaseosa como saben, por las mujeres más maravillosas que Dios nos ha mandado en nuestra vida: nuestras queridas madres. Los extraño a todos.

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Diseño del artista cusqueño Jorge Flores Najar, mi querido Tío.