miércoles, 22 de octubre de 2008

La duda vocacional-profesional: el ¿qué seré?

















Cada uno decide que hacer con su presente y su futuro. En verdad, la decisión más importante acerca del futuro en el ámbito académico, vocacional y profesional de cada persona se toma cuando uno llega a culminar la educación escolar secundaria y se propone comenzar la educación universitaria, técnica o decide dedicarse al trabajo del campo, emprender un negocio, una carrera en las fuerzas armadas o una carrera deportiva o musical.

Ante la pregunta: ¿Qué estudias? O ¿A que carrera vas? No es muy difícil escuchar la respuesta “Iba a…, pero ahora no sé”, “No sé” o “Aún no sé”. O en otros casos “Iba a…, pero ahora a…”. Cincuenta por ciento o más de mis amigos de la Universidad han decidido cambiar de especialidad, muchos aún se encontraban indecisos cuando les hable por última vez, otros aún no lo saben hasta ahora. En realidad, esto es bueno y es malo a la vez; bueno porque si una persona no está segura de su futuro debe reflexionarlo bien y decidir racionalmente de acuerdo a gustos y experiencias personales para no cambiar de carrera en el futuro en pleno estudio de una ya elegida, por esto es beneficiosa la duda; pero, es mala porque puede significar una pérdida de tiempo muy valioso en el mercado laboral actual, cómo muchos creen.

Mi Universidad cuenta con un mecanismo muy bueno para utilizar esta duda de modo beneficioso llamado: Estudios Generales. Divididos en Ciencias y Letras, la primera gran división acerca de nuestra vocación ¿Eres bueno en letras/lenguaje o en números/matemática? De acuerdo a esto, se dividen las carreras: Ingenierías de todo tipo, Química, Física o Matemática en Ciencias; Derecho, Historia, Sociología, Psicología y otras en Letras; por otro lado, aparte, están Arquitectura, Arte y Educación. Entonces, los alumnos de la Pontificia Universidad Católica del Perú tienen contacto con varios temas en cursos diversos por dos años, incluso los alumnos de Letras llevan cursos de Ciencias y viceversa. Esto lleva a que la duda acerca de la vocación profesional sea orientada a experimentar diversos campos para esclarecer la visión acerca del futuro de cada persona.

Actualmente, me encuentro en este periodo de mi vida académica como estudiante. Pertenezco, por ahora, a la facultad de Estudios Generales Letras y, también por ahora y creo que definitivamente, mi especialidad es y será Derecho. Personalmente, en este momento, me siento identificado por un “Poema Underwood” de “La Casa de Cartón”: “Y amo a los mil hombres que hay en mí, que nacen y mueren a cada instante y no viven nada” (Adán: 2001). Esto es el reflejo de mí:

Yo, según el examen de orientación vocacional
Después de un examen de cinco horas y como un mes exacto de espera por los resultados, me encontraba en una oficina del servicio psicopedagógico escuchando una conversación privada con una psicóloga profesional acerca de los tan esperados resultados. Obteniendo la curiosa respuestas de que “eres bueno para diversas áreas [Lo mismo que nada, pensé]; sin embargo, se resalta entre tus preferencias el aspecto de Gerencia y Alta Dirección (o Administración de empresas)”. Sin embargo, a mi parecer, es mejor que se estudie una maestría en este tema obteniendo así una mejora para una carrera como Derecho.

Yo, el arquitecto
Desde chico me ha gustado jugar con ladrillos a armar naves espaciales, barcos, casas y edificios. Además, después de mucho tiempo, encontré dentro de mis cosas un plano de la infraestructura de un videojuego que elaboré detalladamente en alguna aburrida clase de mi colegio. Me encanta la geometría y, según el examen de orientación vocacional, tengo buena perspectiva geométrica gráfica. Sin embargo, mi falta de paciencia es el gran defecto acerca de esta carrera.

Yo, el analista político
De todos los cursos que he llevado hasta ahora en la Universidad, en el que más alto promedio he obtenido, hasta ahora, ha sido Elementos de Ciencia Política con el profesor Rolando Ames. Esto se debe a que muchos de los temas enfocados en el curso me encantaron; desde una perspectiva histórica hasta temas actuales como Relaciones Internaciones, Movimientos Sociales y otros. Sin embargo, el campo laboral de un analista político o el político profesional, a mi parecer, es muy limitado a comparación al de un abogado.

Yo, el abogado tributario
Mi especialidad es Derecho, por tradición familiar que voluntariamente decidí seguir, mi padre es abogado y ahora desempeña el cargo de vocal titular de la corte superior del Cusco y mi abuelo Alipio fue un gran abogado cusqueño; dentro de esta especialidad me gustaría estudiar Derecho Tributario, que logra combinar la economía y la administración de empresas con el Derecho, un leve balance entre las letras y los números. Sin embargo, tengo miedo por la excesiva cantidad de lecturas que se encargan en esta facultad.

Yo, el diplomático
Mi gusto por los idiomas me lleva a pensar en la diplomacia como carrera principal a la que aspiro; sin embargo, se necesita un bachillerato para poder postular a la Academia Diplomática del Perú; es por esto que decidí ingresar a la PUCP para concluir mis estudios universitarios y lograr así, luego, postular a la Academia. Mi máxima aspiración es lograr ser Ministro de Relaciones Exteriores o Canciller de la República. Sin embargo, sólo he logrado acabar mis estudios de Ingles, me falta aprender nuevos idiomas.

Yo, el publicista
La publicidad es una carrera que me llamo mucho la atención después de leer “Traducciones Peruanas” del publicista Gustavo Rodríguez. Esta es una carrera en la cual se pueden aplicar diversos conocimientos adquiridos para publicitar algún producto. Sin embargo, creo que mi creatividad es limitada y mi personalidad no se ajusta por completo a la carrera en mi opinión.

En verdad, un análisis completo de mí mismo refleja mis gustos y mis aspiraciones; sin embargo, algunas se complementan y otras se excluyen. Es dentro de este análisis que se efectúa la decisión más importante de nuestra vida académica y laboral: el ¿Qué ser durante el resto de mi vida? Elegida una carrera se comienza un camino por el cual recorrerás, de ahí en adelante, lo cual supone que tu decisión es propia, correcta y definitiva; de otro modo, el tiempo se habrá desperdiciado sólo por una falta de reflexión en esta etapa de la vida. Sin embargo, hay quienes creen que nunca es tarde para cambiar de carrera. ¡Elijan bien!

Bibliografía

ADÁN, Martín [Rafael de la Fuente Benavides]
2001 La casa de cartón (Edición de 1928). Lima: Peisa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo mejor que podemos hacer para vencer la duda vocacional es buscar información de las carreras entre las cuales no nos decidimos.


Diseño del artista cusqueño Jorge Flores Najar, mi querido Tío.