viernes, 1 de agosto de 2008

A dos voces…













Desde que era niño me gusto la música y, un poco, el canto. Mi mamá siempre cuenta, cuando tiene la oportunidad, aquella anécdota de mi infancia en la que deje boquiabiertos a todos los que la presenciaron. En un cumpleaños, un payaso me pidió que cantara alguna canción como “los pollitos dicen” o algo similar; la respuesta que di fue sorprendente para mis pocos años de vida: “Voy a cantar ‘Otro día más sin verte’ de John Secada”. Y comencé a cantar las complicadas letras de aquella canción.

Mis padres siempre me hicieron escuchar música muy buena e interesante de su gusto como José Luis Perales, Pablo Milanes, Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina, Víctor Manuel, Ana Belén, Franco de Vita y muchos otros. Además, me acuerdo de la música clásica que mi papá siempre me hizo escuchar antes de dormir: Vivaldi, Beethoven y Mozart. Ellos siempre han sido y serán mi fuente de conocimiento musical.

Desde niño entré a la academia de música en donde adquirí mis primeras lecciones de teoría musical y práctica de guitarra. Luego, entre a la asociación cultural Qantu, en la cual complete mis conocimientos básicos de teoría musical y práctica de guitarra; así, también, me integré al coro de dicha asociación. Tengo muy gratos recuerdos, así como amigos y amigas, que igualmente comparten mi gusto por la música, a los que conocí ahí. Después, poco a poco, con los conocimientos que ya había adquirido comencé a tocar canciones de artistas de la radio y canciones que me gustaban.

Mi hermana parece haber heredado mi gusto por la música. Desde que era chiquita siempre le han gustado canciones que mi hermano y yo escuchábamos. Siempre se hacía poner en mis rodillas y me decia “tanana” moviendo la cabeza de arriba a abajo, esto en sus palabras significaba que quería ver el video de “The Hell Song” de Sum 41. Otras canciones que, posteriormente, le gustaron fueron “You and me” de Lifehouse, “You’re beautiful” de James Blunt, “Solo para ti” de Camila, “Me enamora” de Juanes. Y, ahora a sus tres años, “Message in a bottle” de The Police y “Color Esperanza” de Diego Torres.

Hoy, realicé un pequeño concierto que hace cinco años no imaginaba que iba a realizar, le propuse a mi hermana cantar “Color Esperanza” de Diego Torres, toqué la guitarra y cantamos, mi padre nos grabó y nos mostró la grabación en la televisión. Esas imágenes me recordaron, las grabaciones que tengo de mi mismo, pequeño, cantando “Liberaron a Mandela” de Miki Gonzáles en la casa de mi abuela Elena cuando tenía cuatro o cinco años. Sin embargo, yo no tuve a otro hermano o hermana que me ayudara con la música, simplemente un frío equipo de música me acompañaba y mi pequeño hermano tocaba su guitarra de juguete a mi lado.

Sofía y yo realizamos el concierto más lindo que he podido realizar a dos voces y tuvimos de público a las personas que más nos importan, mis padres. Hoy no canté con Diego Torres o con la Chilinguita de México, hoy canté con mi pequeña hermana y me siento muy feliz, emocionado, contento y orgulloso. Sofía no tiene miedo de cantar en voz alta frente a todos, al igual que yo. A Sofía no le importa el mundo, con tal de estar feliz al lado de su hermano, cantando y pasando el tiempo. Por que, como adecuando “Molly Smiles” de Jesse Spencer, “nada está mal cuando Sofía sonríe”.Espero, que cuando sea más grande, mi pequeña hermana lea estas líneas. En verdad, hoy, Sofía y yo, nos pintamos la cara color esperanza e hicimos la promesa de entrar al futuro con el corazón. Gracias Sofía por el gran recuerdo que le haz dado hoy a tu hermano mayor.

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Diseño del artista cusqueño Jorge Flores Najar, mi querido Tío.