Por: Javier André Murillo Chávez
Representante estudiantil ante el Claustro Pleno de Derecho 2010
Publicado en el semanal PuntoEdu de la PUCP, el 25-10-10.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Algo que siempre critica el maestro Luis Jaime Cisneros es la masiva apertura de Universidades en nuestro país; pero lo que debería ser más preocupante para nosotros, alumnos de Derecho, es que la mayoría de estas conllevan consigo la inauguración de una nueva Facultad de Derecho. Ante esto, debemos estar agradecidos y orgullosos que nuestra Facultad tenga cualidades que otras no tienen: su mística, su formación integral y, sobretodo, su calidad.
Ser un estudiante de Derecho de la Católica, tal y como lo señalan en clase nuestros profesores de los primeros ciclos, significa pertenecer a una “elite”. Son comunes en estos ciclos iniciales los calificativos como “la mejor facultad de Derecho del Perú”, “la punta de la crema del café”, “lo mejor de lo mejor”, entre otras. Esta mística impartida en clase tiene un sentido y es el de motivación. Motivación que genera entre los alumnos ese sentimiento de continuar con esta tendencia; para lo cual, es necesario estudiar y esforzarse de sobremanera. Sin embargo, no sólo el esfuerzo de los alumnos es necesario para lograrlo, sino también los aspectos estructurales y funcionales de la propia Facultad para lograr la excelencia.
¿Qué tipo de abogados requiere el Perú? Poco a poco uno se da cuenta de que es cierta aquella frase que señala que es mejor abogado el que sabe más que sólo Derecho. Es por eso que el abogado interdisciplinario tiene una ventaja sobre el que es altamente especializado. La Facultad de Derecho de la PUCP, con el complemento de los Estudios Generales, logra la formación integral de los estudiantes tanto en la diversidad de ramas jurídicas como en áreas transversales con las cuales se comunica constantemente la Ciencia Jurídica, dígase Economía, Sociología y Contabilidad, entre muchas otras.
La tendencia actual de la educación legal en el Perú se inclina hacía un abogado “para el mercado”, un abogado formado en destrezas y poco contenido, abogados altamente especializados en temas mercantiles o societarios desde el inicio de la carrera; esto genera que las Facultades de Derecho se conviertan en una fábrica de abogados inclinadas hacía un fenómeno de “masificación” de abogados vacios y mecánicos sin los conocimientos que pueden hacer la diferencia en un mundo como el de hoy en día.
En cambio, la enseñanza legal en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, a diferencia del resto de Universidades, se caracteriza por formar un abogado humanista, por la formación integral consagrada en los Estudios Generales Letras; y un abogado interdisciplinario que conoce las distintas áreas del Derecho y que, luego, toma su propio camino en la especialización, a través de los cursos electivos de las ramas de su interés. Así, el estudiante de Derecho de la PUCP, con una fuerte y sólida formación diversificada en el pre-grado, se encuentra en condiciones de competir por una plaza en post-grados no sólo nacionales, sino internacionales.
De esta manera, la calidad de la enseñanza jurídica en nuestra Universidad es reconocida en distintos lugares del mundo y al interior de nuestro país. Esto genera que la Universidad se convierta en un foco de concentración de alumnos no solamente limeños, sino también de provincianos que buscan la excelencia académica en las aulas de la Universidad Católica, cuya Facultad de Derecho se ha convertido desde hace años en un referente ejemplo en la educación jurídica peruana por su calidad de enseñanza.
¿Quiénes somos y quiénes queremos ser como Facultad? La Universidad Católica ha obtenido a lo largo de los años, en la enseñanza de la carrera de Derecho, un prestigio reconocido tanto nacional como internacionalmente. Así, el hecho de que ya tengamos un posicionamiento como Institución de colocación de profesionales en el mercado laboral lleva consigo la negación de planteamientos acerca de cambios radicales en la concepción de la enseñanza, el plan de estudios o la formación de nuestros estudiantes de Derecho.
Cambiar la tendencia de educación con la cual hemos obtenido la calidad y la excelencia que nos trajo el reconocimiento de cierto prestigio sería un completo error. Es por esto que cualquier cambio en la malla curricular, en el método de enseñanza, en el método de evaluación o en cualquier aspecto de la carrera y la Facultad debe ser tomado con mucho cuidado y estar basado en verdaderos fundamentos que legitimen los cambios. Sin embargo, se puede afirmar que los cambios radicales sí conllevarían a un terrible proceso de inestabilidad y duda; más bien es hora de pensar en nuestras debilidades o falencias para mejorarlas y perfeccionarnos un poco más cada día.
Ahora, en vez de pensar en cambios radicales, debemos fortalecer y mejorar nuestras bases como Facultad para afrontar los cambios necesarios y exigidos para una Facultad de la enseñanza jurídica del siglo XXI con los nuevos y exigentes retos que esto trae consigo, y plantear una educación del Derecho acorde a las necesidades de la sociedad que sigue, poco a poco, evolucionando cada día más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario